martes, 23 de junio de 2009

De Súbito

Despierto de un sueño de casualidades ilógicas, de movimientos oculares peligrosos que terminan por dejarme un desierto en los ojos al despertar. Como un hipnotismo inacabado un año se desdibuja, en los sueños termina, y comienza un ciclo solar nuevo. Despierto en sincronía con la traslación anual de la tierra esperando renacer en un nuevo ciclo. Escalofríos y ritmos nocturnos son parte del paraíso, no hay queja ni figuras de pesadilla. Está lo que he dejado, lo que ya es y era, ¿será? Con cierta esperanza son lanzadas a la pantalla cada una de las letras preguntando me al mismo tiempo la diferencia entre esta acción y todas las otras funciones que este cuerpo y esta mente hace por nosotros, que no son sino esperanzas de que haya un futuro donde depositar nuestro espíritu, nuestros errores, ¿nuestra imaginación? ¿Cuánto de la realidad es suficiente para vivir en ella? Despertares problemáticos, inquietos y llenos de preguntas de ilógicos nominalismos. Tu respiras te escucho fuertemente como si el mar naciera dentro de tu habitación, yo mismo salgo del desierto de mis ojos y me comienzo a mojar y un impulso frio, muy probable de sueño recorre mi espalda buscando tu piel. Iré sin esperanza iré como yo soy. Un despertar sin nombres de sueños lucidos que buscan en su finitud la certeza de no soñar solos.

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